SALOMON Y LA REINA DE SABA, LA BELLA Y EL ASTUTO
El amor entre ambos monarcas nació en el siglo X antes de Cristo. La soberana era originaria de la región de Tigray, al norte de Etiopía. Se la conocía con el nombre de Maquedá. Cuando Salomón, rey de Jerusalén, decidió construir el famoso templo de Jerusalén, hizo llamar a todos los mercaderes del mundo conocido para que le llevasen los materiales que requería para iniciar su emprendimiento, Les pagaría con oro y plata. Entre los mercaderes que acudieron a su llamado se encontraba un etíope que negociaba por las regiones de Arabia. Este hombre viajó a Jerusalén, en donde Salomón le pagó con generosidad por sus productos. Al regresar a Etiopía, divulgó las grandes cualidades del rey judío: la dulzura de sus palabras, su justicia, su modestia, el amoroso trato que tenía con todos y la sabiduría con que ordenaba su reino. Perdonaba a los que erraban y castigaba con clemencia. Estas historias llegaron a oídos de la reina despertando su curiosidad y su deseo por conocer a semejante h