EL RUISEÑOR Y LA ROSA
DE OSCAR WILDE
_ Ella me prometió que bailaría conmigo si le llevaba rosas rojas_ murmuró el Estudiante_, pero en todo el jardín no queda ni una sola rosa roja.
El ruiseñor le estaba escuchando desde su nido en la encina, y lo miraba a través de las hojas; al oír esto último, se sintió asombrado.
_¡Ni una sola rosa roja en todo el jardín!_ repitió el Estudiante con sus ojos llenos de lágrimas_¡Ay, es que la felicidad depende hasta de cosas tan pequeñas! Ya he estudiado todo lo que los sabios han escrito, conozco los secretos de la filosofía y sin embargo, soy desdichado por no tener una rosa roja.
_ Por fin tenemos aquí un enamorado auténtico_ se dijo el ruiseñor_ He estado cantándole noche tras noche, aunque no lo conozco; y noche tras noche le he contado su historia a las estrellas; y por fin lo veo ahora. Su cabello es oscuro como la flor del jacinto, y sus labios son tan rojos como la rosa que desea; pero la pasión ha hecho palidecer su rostro hasta dejarlo del color del marfil, y la tristeza ya le puso su marca en la frente.
_ El Príncipe da el baile mañana por la noche_ seguía quejándose el Estudiante_ y allí estará mi amada. Si le llevo una rosa roja bailará conmigo hasta el amanecer. Si le llevo una rosa roja la estrecharé entre mis brazos, y ella apoyará su cabeza sobre mi hombro, y apoyará su mano sobre la mía. Pero como no hay ni una sola rosa roja en mi jardín, tendré que sentarme solo y ella pasará bailando delante mío, sin siquiera mirarme y se me romperá el corazón.
_ Este sí que es un auténtico enamorado_ seguía pensando el ruiseñor_ Yo canto y él sufre; lo que para mí es alegría, para él es dolor. No cabe duda que el amor es una cosa admirable, más preciosa que las esmeraldas y más rara que los ópalos blancos. Ni con perlas ni con ungüentos se lo puede comprar, porque no se lo vende en los mercados. No se puede adquirir en el comercio ni pesar en las balanzas de oro.
_ Los músicos estarán sentados en su estrado_ decía el Estudiante_ y harán surgir la música de sus instrumentos, y mi amada bailará al son del arpa y el violín. Ella bailará tan levemente que sus pies casi no tocarán el suelo, y los cortesanos, con sus trajes fastuosos, formarán corro en torno suyo para admirarla. Pero conmigo no bailará, porque no tengo una rosa roja para darle.
Y se arrojó sobre la hierba, y ocultando su rostro entre las manos, se puso a llorar amargamente.
_ ¿Por qué está llorando?_ preguntó una lagartija verde que pasaba frente a él con la cola al aire.
_ ¿Si, por qué?_ murmuraba una margarita a su vecina, con voz dulce y tenue.
_ Está llorando por una rosa roja._ explicó el ruiseñor.
_ ¿Por una rosa roja?_ exclamaron las otras en coro_ ¡Qué ridiculez!
La lagartija, que era un poco cínica, se puso a reír a carcajadas. Sólo el ruiseñor comprendía el secreto de la pena del Estudiante y, posado silenciosamente en la encina, meditaba sobre el misterio del amor.
Por último, desplegó sus alas oscuras y se elevó en el aire. Cruzó como una sombra a través de la avenida, y como una sombra se deslizó por el jardín.
En medio del prado había un magnífico rosal, y el Ruiseñor voló hasta posársele en una de sus ramas.
_ Necesito una rosa roja_ le dijo._ Dámela y yo te cantaré mi canción más dulce.
Pero el rosal negó sacudiendo su ramaje.
_ Mis rosas son blancas_ le contestó_ como la espuma del mar y más blancas que la nieve de la montaña. Pero ve donde mi hermana que crece al lado del viejo reloj de sol y puede ser que ella te proporcione la flor que necesitas.
El Ruiseñor voló hacia el gran rosal que crecía junto al viejo reloj de sol.
_ Dame una rosa roja y te cantaré mi canción más dulce.
Pero el rosal negó sacudiendo su follaje.
_ Mis rosas son amarillas_ contestó_tan amarillas como el cabello de la sirena que se sienta en un trono de ámbar, y más amarillas que el narciso que florece en el prado. Pero anda a ver a mi hermano que crece al pié de la ventana del Estudiante, y quizá el pueda darte la flor que necesitas.
El Ruiseñor voló entonces hasta el viejo rosal que crecía al pie de la ventana del Estudiante.
_ Dame una rosa roja y yo te cantaré mi canción más dulce.
Pero el rosal se negó sacudiendo el follaje.
_Rojas son, en efecto, mis rosas, tan rojas como las patas de las palomas, y más rojas que los abanicos de coral que relumbran en las cavernas del océano. Pero el invierno heló mis venas y la escarcha marchitó mis capullos, y la tormenta rompió mis ramas y durante todo este año no tendré rosas rojas.
_ Una rosa roja es todo lo que necesito_ exclamó el Ruiseñor_ ¡sólo una rosa roja! ¿No hay manera alguna de que la pueda obtener?
_ Hay una manera, pero es tan terrible que no me atrevo a decírtela.
_Dímela. Yo no me asustaré.
_ Si quieres una rosa roja tienes que construirla con tu música, a la luz de la luna y teñirla con la sangre de tu corazón. Debes cantar con tu pecho apoyado sobre una de mis espinas. Debes cantar toda la noche, hasta que la espina atraviese tu corazón y la sangre de tu vida fluirá en mis venas y se hará mía...
_ La propia muerte es un precio muy alto por una rosa roja_ murmuró el Ruiseñor_ y la vida es dulce para todos. Es agradable detenerse en el bosque verde y ver al sol viajando en su carroza de oro y a la luna en su carroza de perlas. Es muy dulce el aroma del espino, y también son dulces las campanillas azules que crecen en el valle y los brezos que florecen en el collado. Sin embargo, el Amor es mejor que la vida y , por último, ¿qué es el corazón de un ruiseñor comparado con el corazón de un hombre enamorado?
Y desplegando sus alas oscuras, el Ruiseñor se elevó en el aire, cruz´por el jardín como una sombra y como una sombra se deslizó a través de la avenida.
El Estudiante seguía echado en la hierba, como lo había dejado; y las lágrimas no se secaban en sus anchos ojos.
_ ¡Alégrate!_ le gritó el Ruiseñor_ ¡Siéntete dichoso, porque tendrás tu rosa roja! Yo la construiré con mi música, a la luz de la luna y la teñiré con la sangre de mi corazón. Lo único que pido a cambio es que seas un verdadero amante, porque el Amor es más sabio que la Filosofía, por muy sabia que ésta sea, y es más poderoso que la Fuerza, por muy fuerte que ésta sea. Las alas del Amor son llamas de mil tonalidades y su cuerpo es del color del fuego. Sus labios son dulces como la miel y su aliento es como la mirra silvestre.
El Estudiante levantó la vista de la hierba y escuchó, pero no comprendió lo que decía el Ruiseñor, porque él sólo podía entender lo que estaba escrito en los libros.
En cambio, la encina comprendió y se puso a balancear muy tristemente, porque sentía un hondo cariño por el pequeño Ruiseñor que había construído el nido en sus ramajes.
_ Cántame, por favor, una última canción_ le susurró la encina_ porque voy a sentirme muy sola cuando te hayas ido.
Y el Ruiseñor cantó para la encina y su voz era como el agua que cae de una jarra de plata.
Cuando terminó la canción, se levantó el Estudiante y sacó del bolsillo un cuadernito y un lápiz.
_He de admitir que este pájaro tiene estilo_ se dijo a sí mismo caminando por la alameda_ eso no puede negarse, pero ¡acaso siente lo que canta? Temo que no, debe ser como tantos artistas, puro estilo y nada de sinceridad. Jamás se sacrificaría por alguien, piensa solamente en música y ya se sabe que el arte es egoísta. Sin embargo, debo reconocer que su voz da notas muy bellas. ¡Lástima que no signifiquen algo, o signifiquen algo importante para alguien!
Luego entró en su alcoba, y echándose sobre su cama, comenzó de nuevo a pensar en su amor. Después de unos momentos se quedó dormido.
Cuando la luna alumbró en los cielos, el Ruiseñor voló hacia el rosal y apoyó su pecho sobre la mayor de las espinas. Toda la noche estuvo cantando con el pecho contra la espina, y la luna, fría y cristalina, se inclinó para escuchar. Toda la noche estuvo cantando así apoyado, y la espina se hundía más y más en su carne y la sangre de su vida se derramaba en el rosal.
Cantó primero al nacimiento del Amor en el corazón de los adolescentes. Entonces, en la rama más alta del rosal floreció una rosa maravillosa, pétalo tras pétalo como canción tras canción. Al principio era pálida, como la niebla que flota sobre el río; pálida como los pies de la mañana y plateada como las alas de la aurora. La rosa que floreció en la rama más alta del rosal era como el reflejo de una rosa en un cáliz de plata, era como el reflejo de una rosa en espejo de agua.
El rosal le gritó al Ruiseñor para que apretara más su pecho contra la espina.
_ ¡Aprétate más pequeño ruiseñor o el día llegará antes de haber terminado de fabricar la rosa!
Y el Ruiseñor se apretó más contra la espina, y más y más creció su canto porque ahora cantaba el nacimiento de la pasión en el alma de un joven y de una virgen.
Y un delicado rubor comenzó a cubrir los pétalos de la rosa, como el rubor que cubre las mejillas del novio cuando besa los labios de su prometida.
Pero la espina no llegaba todavía al corazón y el corazón de la rosa permanecía blanco, porque sólo la sangre de un ruiseñor puede enrojecer el corazón de una rosa.
Y el rosal le gritó al Ruiseñor para que se apretara más aún contra la espina.
Y el Ruiseñor se apretó más aún contra la espina, y la espina al fin alcanzó el corazón. Un terrible dolor lo traspasó. Más y más amargo era el dolor, y más y más impetuosa se hacía su canción, porque ahora cantaba el Amor sublimado por la muerte, el Amor que no puede aprisionar la tumba.
Y la rosa del rosal se puso carmesí como la rosa del cielo del Oriente. Su corona de pétalos era púrpura como es purpúreo el corazón del rubí.
La voz del Ruiseñor ya desmayaba, sus alitas comenzaron a agitarse y una nube le cayó sobre sus ojos. Su canto desmayaba y sentía que algo le obstruía la garaganta.
Entonces tuvo una última explosión de música. Al oirla la luna blanca se olvidó del alba y se demoró en el horizonte. Al oírla la rosa tembló de éxtasis y abrió sus pétalos al frescor de la mañana. El eco llevó la canción a la caverna de las montañas y despertó a los pastores dormidos. Luego navegó entre los juncos del río que llevaron el mensaje hasta el mar.
_ ¡Mira, mira, la rosa ya está terminada!_ gritó el rosal.
Pero el Ruiseñor no contestó porque estaba muerto con la espina clavada en el corazón.
Ya era eso del mediodía cuando despertó el Estudiante; abrió la ventana y miró hacia afuera.
_ ¡Caramba, que maravillosa visión! ¡Una rosa roja! En mi vida he visto una rosa semejante. Es tan hermosa que estoy seguro que tiene un nombre muy largo en latín.
Se inclinó por el balcón y la cortó.
Enseguida se caló el sombrero y con la rosa en la mano, corrió a la casa del profesor.
La hija del profesor estaba sentada cerca de la puerta, devanando una madeja de seda azul, con su perrito a los pies.
_ Dijiste que bailarías conmigo si te traía una rosa roja. Aquí tienes la rosa más roja de todo el mundo. Esta noche la prenderás sobre tu corazón y como bailaremos juntos, podré decirte cuanto te amo.
Pero la jovencita frunció el ceño.
_Me temo que no va hacer juego con mi vestido nuevo. Y, además, el sobrino del Chambelán me envió unas joyas de verdad, y todo el mundo sabe que las joyas son más caras que las flores.
_ Eres una ingrata incorregible_ dijo agriamente el Estudiante, y tiró con ira la rosa. Un carro la aplastó al pasar.
_ ¿Ingrata?_ dijo la muchacha_ Yo te digo que eres un grosero. ¿Qué eres tú después de todo? Sólo un estudiante y ni siquiera creo que lleves hebillas de plata en los zapatos, como lo hace el sobrino del Chambelán.
Y muy altanera se metió en la casa.
_ ¡Que cosa más estúpida es el Amor!_ se dijo el Estudiante mientras caminaba_ No es ni la mitad de útil que la Lógica, porque no demuestra nada y le habla a uno siempre de cosas que nunca suceden y hace creer verdades que no son ciertas. En realidad no es nada práctico, y como en estos tiempos ser práctico es serlo todo, volveré a la Filosofía y al estudio de la Metafísica.
Y al llegar a su casa, abrió un libro lleno de polvo y se puso a leer.
El ruiseñor le estaba escuchando desde su nido en la encina, y lo miraba a través de las hojas; al oír esto último, se sintió asombrado.
_¡Ni una sola rosa roja en todo el jardín!_ repitió el Estudiante con sus ojos llenos de lágrimas_¡Ay, es que la felicidad depende hasta de cosas tan pequeñas! Ya he estudiado todo lo que los sabios han escrito, conozco los secretos de la filosofía y sin embargo, soy desdichado por no tener una rosa roja.
_ Por fin tenemos aquí un enamorado auténtico_ se dijo el ruiseñor_ He estado cantándole noche tras noche, aunque no lo conozco; y noche tras noche le he contado su historia a las estrellas; y por fin lo veo ahora. Su cabello es oscuro como la flor del jacinto, y sus labios son tan rojos como la rosa que desea; pero la pasión ha hecho palidecer su rostro hasta dejarlo del color del marfil, y la tristeza ya le puso su marca en la frente.
_ El Príncipe da el baile mañana por la noche_ seguía quejándose el Estudiante_ y allí estará mi amada. Si le llevo una rosa roja bailará conmigo hasta el amanecer. Si le llevo una rosa roja la estrecharé entre mis brazos, y ella apoyará su cabeza sobre mi hombro, y apoyará su mano sobre la mía. Pero como no hay ni una sola rosa roja en mi jardín, tendré que sentarme solo y ella pasará bailando delante mío, sin siquiera mirarme y se me romperá el corazón.
_ Este sí que es un auténtico enamorado_ seguía pensando el ruiseñor_ Yo canto y él sufre; lo que para mí es alegría, para él es dolor. No cabe duda que el amor es una cosa admirable, más preciosa que las esmeraldas y más rara que los ópalos blancos. Ni con perlas ni con ungüentos se lo puede comprar, porque no se lo vende en los mercados. No se puede adquirir en el comercio ni pesar en las balanzas de oro.
_ Los músicos estarán sentados en su estrado_ decía el Estudiante_ y harán surgir la música de sus instrumentos, y mi amada bailará al son del arpa y el violín. Ella bailará tan levemente que sus pies casi no tocarán el suelo, y los cortesanos, con sus trajes fastuosos, formarán corro en torno suyo para admirarla. Pero conmigo no bailará, porque no tengo una rosa roja para darle.
Y se arrojó sobre la hierba, y ocultando su rostro entre las manos, se puso a llorar amargamente.
_ ¿Por qué está llorando?_ preguntó una lagartija verde que pasaba frente a él con la cola al aire.
_ ¿Si, por qué?_ murmuraba una margarita a su vecina, con voz dulce y tenue.
_ Está llorando por una rosa roja._ explicó el ruiseñor.
_ ¿Por una rosa roja?_ exclamaron las otras en coro_ ¡Qué ridiculez!
La lagartija, que era un poco cínica, se puso a reír a carcajadas. Sólo el ruiseñor comprendía el secreto de la pena del Estudiante y, posado silenciosamente en la encina, meditaba sobre el misterio del amor.
Por último, desplegó sus alas oscuras y se elevó en el aire. Cruzó como una sombra a través de la avenida, y como una sombra se deslizó por el jardín.
En medio del prado había un magnífico rosal, y el Ruiseñor voló hasta posársele en una de sus ramas.
_ Necesito una rosa roja_ le dijo._ Dámela y yo te cantaré mi canción más dulce.
Pero el rosal negó sacudiendo su ramaje.
_ Mis rosas son blancas_ le contestó_ como la espuma del mar y más blancas que la nieve de la montaña. Pero ve donde mi hermana que crece al lado del viejo reloj de sol y puede ser que ella te proporcione la flor que necesitas.
El Ruiseñor voló hacia el gran rosal que crecía junto al viejo reloj de sol.
_ Dame una rosa roja y te cantaré mi canción más dulce.
Pero el rosal negó sacudiendo su follaje.
_ Mis rosas son amarillas_ contestó_tan amarillas como el cabello de la sirena que se sienta en un trono de ámbar, y más amarillas que el narciso que florece en el prado. Pero anda a ver a mi hermano que crece al pié de la ventana del Estudiante, y quizá el pueda darte la flor que necesitas.
El Ruiseñor voló entonces hasta el viejo rosal que crecía al pie de la ventana del Estudiante.
_ Dame una rosa roja y yo te cantaré mi canción más dulce.
Pero el rosal se negó sacudiendo el follaje.
_Rojas son, en efecto, mis rosas, tan rojas como las patas de las palomas, y más rojas que los abanicos de coral que relumbran en las cavernas del océano. Pero el invierno heló mis venas y la escarcha marchitó mis capullos, y la tormenta rompió mis ramas y durante todo este año no tendré rosas rojas.
_ Una rosa roja es todo lo que necesito_ exclamó el Ruiseñor_ ¡sólo una rosa roja! ¿No hay manera alguna de que la pueda obtener?
_ Hay una manera, pero es tan terrible que no me atrevo a decírtela.
_Dímela. Yo no me asustaré.
_ Si quieres una rosa roja tienes que construirla con tu música, a la luz de la luna y teñirla con la sangre de tu corazón. Debes cantar con tu pecho apoyado sobre una de mis espinas. Debes cantar toda la noche, hasta que la espina atraviese tu corazón y la sangre de tu vida fluirá en mis venas y se hará mía...
_ La propia muerte es un precio muy alto por una rosa roja_ murmuró el Ruiseñor_ y la vida es dulce para todos. Es agradable detenerse en el bosque verde y ver al sol viajando en su carroza de oro y a la luna en su carroza de perlas. Es muy dulce el aroma del espino, y también son dulces las campanillas azules que crecen en el valle y los brezos que florecen en el collado. Sin embargo, el Amor es mejor que la vida y , por último, ¿qué es el corazón de un ruiseñor comparado con el corazón de un hombre enamorado?
Y desplegando sus alas oscuras, el Ruiseñor se elevó en el aire, cruz´por el jardín como una sombra y como una sombra se deslizó a través de la avenida.
El Estudiante seguía echado en la hierba, como lo había dejado; y las lágrimas no se secaban en sus anchos ojos.
_ ¡Alégrate!_ le gritó el Ruiseñor_ ¡Siéntete dichoso, porque tendrás tu rosa roja! Yo la construiré con mi música, a la luz de la luna y la teñiré con la sangre de mi corazón. Lo único que pido a cambio es que seas un verdadero amante, porque el Amor es más sabio que la Filosofía, por muy sabia que ésta sea, y es más poderoso que la Fuerza, por muy fuerte que ésta sea. Las alas del Amor son llamas de mil tonalidades y su cuerpo es del color del fuego. Sus labios son dulces como la miel y su aliento es como la mirra silvestre.
El Estudiante levantó la vista de la hierba y escuchó, pero no comprendió lo que decía el Ruiseñor, porque él sólo podía entender lo que estaba escrito en los libros.
En cambio, la encina comprendió y se puso a balancear muy tristemente, porque sentía un hondo cariño por el pequeño Ruiseñor que había construído el nido en sus ramajes.
_ Cántame, por favor, una última canción_ le susurró la encina_ porque voy a sentirme muy sola cuando te hayas ido.
Y el Ruiseñor cantó para la encina y su voz era como el agua que cae de una jarra de plata.
Cuando terminó la canción, se levantó el Estudiante y sacó del bolsillo un cuadernito y un lápiz.
_He de admitir que este pájaro tiene estilo_ se dijo a sí mismo caminando por la alameda_ eso no puede negarse, pero ¡acaso siente lo que canta? Temo que no, debe ser como tantos artistas, puro estilo y nada de sinceridad. Jamás se sacrificaría por alguien, piensa solamente en música y ya se sabe que el arte es egoísta. Sin embargo, debo reconocer que su voz da notas muy bellas. ¡Lástima que no signifiquen algo, o signifiquen algo importante para alguien!
Luego entró en su alcoba, y echándose sobre su cama, comenzó de nuevo a pensar en su amor. Después de unos momentos se quedó dormido.
Cuando la luna alumbró en los cielos, el Ruiseñor voló hacia el rosal y apoyó su pecho sobre la mayor de las espinas. Toda la noche estuvo cantando con el pecho contra la espina, y la luna, fría y cristalina, se inclinó para escuchar. Toda la noche estuvo cantando así apoyado, y la espina se hundía más y más en su carne y la sangre de su vida se derramaba en el rosal.
Cantó primero al nacimiento del Amor en el corazón de los adolescentes. Entonces, en la rama más alta del rosal floreció una rosa maravillosa, pétalo tras pétalo como canción tras canción. Al principio era pálida, como la niebla que flota sobre el río; pálida como los pies de la mañana y plateada como las alas de la aurora. La rosa que floreció en la rama más alta del rosal era como el reflejo de una rosa en un cáliz de plata, era como el reflejo de una rosa en espejo de agua.
El rosal le gritó al Ruiseñor para que apretara más su pecho contra la espina.
_ ¡Aprétate más pequeño ruiseñor o el día llegará antes de haber terminado de fabricar la rosa!
Y el Ruiseñor se apretó más contra la espina, y más y más creció su canto porque ahora cantaba el nacimiento de la pasión en el alma de un joven y de una virgen.
Y un delicado rubor comenzó a cubrir los pétalos de la rosa, como el rubor que cubre las mejillas del novio cuando besa los labios de su prometida.
Pero la espina no llegaba todavía al corazón y el corazón de la rosa permanecía blanco, porque sólo la sangre de un ruiseñor puede enrojecer el corazón de una rosa.
Y el rosal le gritó al Ruiseñor para que se apretara más aún contra la espina.
Y el Ruiseñor se apretó más aún contra la espina, y la espina al fin alcanzó el corazón. Un terrible dolor lo traspasó. Más y más amargo era el dolor, y más y más impetuosa se hacía su canción, porque ahora cantaba el Amor sublimado por la muerte, el Amor que no puede aprisionar la tumba.
Y la rosa del rosal se puso carmesí como la rosa del cielo del Oriente. Su corona de pétalos era púrpura como es purpúreo el corazón del rubí.
La voz del Ruiseñor ya desmayaba, sus alitas comenzaron a agitarse y una nube le cayó sobre sus ojos. Su canto desmayaba y sentía que algo le obstruía la garaganta.
Entonces tuvo una última explosión de música. Al oirla la luna blanca se olvidó del alba y se demoró en el horizonte. Al oírla la rosa tembló de éxtasis y abrió sus pétalos al frescor de la mañana. El eco llevó la canción a la caverna de las montañas y despertó a los pastores dormidos. Luego navegó entre los juncos del río que llevaron el mensaje hasta el mar.
_ ¡Mira, mira, la rosa ya está terminada!_ gritó el rosal.
Ya era eso del mediodía cuando despertó el Estudiante; abrió la ventana y miró hacia afuera.
_ ¡Caramba, que maravillosa visión! ¡Una rosa roja! En mi vida he visto una rosa semejante. Es tan hermosa que estoy seguro que tiene un nombre muy largo en latín.
Se inclinó por el balcón y la cortó.
Enseguida se caló el sombrero y con la rosa en la mano, corrió a la casa del profesor.
La hija del profesor estaba sentada cerca de la puerta, devanando una madeja de seda azul, con su perrito a los pies.
_ Dijiste que bailarías conmigo si te traía una rosa roja. Aquí tienes la rosa más roja de todo el mundo. Esta noche la prenderás sobre tu corazón y como bailaremos juntos, podré decirte cuanto te amo.
Pero la jovencita frunció el ceño.
_Me temo que no va hacer juego con mi vestido nuevo. Y, además, el sobrino del Chambelán me envió unas joyas de verdad, y todo el mundo sabe que las joyas son más caras que las flores.
_ Eres una ingrata incorregible_ dijo agriamente el Estudiante, y tiró con ira la rosa. Un carro la aplastó al pasar.
_ ¿Ingrata?_ dijo la muchacha_ Yo te digo que eres un grosero. ¿Qué eres tú después de todo? Sólo un estudiante y ni siquiera creo que lleves hebillas de plata en los zapatos, como lo hace el sobrino del Chambelán.
Y muy altanera se metió en la casa.
_ ¡Que cosa más estúpida es el Amor!_ se dijo el Estudiante mientras caminaba_ No es ni la mitad de útil que la Lógica, porque no demuestra nada y le habla a uno siempre de cosas que nunca suceden y hace creer verdades que no son ciertas. En realidad no es nada práctico, y como en estos tiempos ser práctico es serlo todo, volveré a la Filosofía y al estudio de la Metafísica.
Y al llegar a su casa, abrió un libro lleno de polvo y se puso a leer.
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