LA MUJER EN LA ANTIGUA ROMA - EL MALTRATO


La mujer estaba sometida a su padre o a su marido y carecía de derechos políticos. No recibían igual trato en la educación, las niñas rara vez iban a la escuela media y nunca a la superior. Sin embargo la MUJER disfrutaba de un grado de libertad mayor que el de las mujeres de las otras sociedades de la antigüedad. Llevaba una intensa vida social, salía de compras, participaba de banquetes e incluso acompañaba a su marido a actos oficiales o espectáculos. 
Hubo un tiempo en la antigua Roma que las mujeres tenían prohibido beber vino y existen registros de un romano, Ignacio Metenio, que asesinó a su esposa a bastonazos por beber su vino. Lo escandaloso es que fue absuelto.
En general, no eran bien tratadas por sus maridos, como refleja un comentario de Tácito (senador y cónsul del Imperio romano), "el verdadero romano se casa sin amor y ama sin delicadeza".
Juvenal (poeta del siglo I), escribió: "No es de la esposa de quien está enamorado, sino del rostro. Basta que aparezcan un par de arrugas en su rostro, que su piel se torne fláccida, los dientes negros o los ojos más pequeños, y su marido huirá de inmediato en busca de nuevos amoríos, y no es el propio amo, sino un liberto quien lleva este mensaje a la esposa olvidada: "Haz tu equipaje y lárgate.Te suenas la naríz con demasiada frecuencia. Viene otra que no tiene la naríz tan húmeda". 
Mientras el hombre gozaba de gran permisividad, la MUJER debía ser casta y fértil.Se consideraba apta para el matrimonio cuando cumplía los doce años y era su deber dar hijos al Estado. Las Leyes de Augusto, premiaban a las mujeres que fueran madres de tres o más hijos y castigaban a las que hubieran alcanzado los 21 años solteras y sin descendencia; así que la familia se ocupaba de encontrarle pronto un marido adercuado, sin considerar que ambos se conocieran apenas.
Ellas, también podían pedir el divorcio. Séneca se quejaba diciendo que muchas mujeres cuentan los años por sus divorcios. 
También se las consideró en las artes amatorias.
Ovidio, en su "Arte de Amar", muestra que conoce la sexualidad femenina y se preocupa porque también la MUJER disfrute en el acto sexual.
                         "Cuando encuentres los lugares que al ser tocados la mujer goza, no te impida el pudor tocarlos. Verás sus ojos brillar con fuego vacilante, como brilla el sol desde el agua líquida. Aparecerán quejas, se producirá un suave murmullo y dulces gemidos y palabras adecuadas al juego amoroso. Pero no permitas que vaya por delante de tí ni con pasión. Corred hacia la meta a la vez : entonces es completo placer cuando quedan rendidos a la vez la mujer y el hombre".

Afortunadamente durante el Imperio las costumbres se modernizaron. Salvio Juliano ( la figura más importante de la jurisprudencia romana), escribió,"en caso de matrimonio, se requiere el acuerdo de ambas partes, y el consentimiento de la novia".

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