UN PASADO MISTICO, UN PRESENTE QUE INDIGNA
Hace pocos días, junto a mi marido, visitamos la zona de Cusco, Perú. Nuestro objetivo era alcanzar la mística ciudadela de Machu Picchu.
El Valle Sagrado nos deslumbró con sus enigmas y la grandeza de sus construcciones, arquitectura para el asombro, aún hoy en la era de los avances tecnológicos. Cada edificio esconde un significado, una simbología profunda que estremece.
Por último llegamos a Machu Picchu, preciada perla, protegida por imponentes montañas que la ocultan y protegen y enmarcado por bellísimos paisajes.
De este viaje, lo que más me impactó fue la intolerancia y la arrogancia de la iglesia católica durante la colonización. Ver como se destruyó sin contemplaciones una cultura rica en alegorías, para imponer con métodos aberrantes creencias ajenas a la idiosincracia de esas comunidades. Transformaron a personas dignas y altivas, de extraordinaria inteligencia en dóciles marionetas que sojuzgaron a su antojo.
Aún hoy, el gobierno de Perú, buscando sus propios intereses sin tener en cuenta los del pueblo que lo votó, intentó promulgar una Ley que proponía privatizar el patrimonio arqueológico de la zona del Cusco.
Fue impresionante ver, yo fui testigo, como las diferentes comunidades que componen el Cusco se pusieron de pie para impedir semejante aberración.
Dos días de huelga, de protesta pacífica, pero firme, en defensa de aquello que por herencia histórica les pertenece.
Lo lograron...Al tercer día, la Ley se anuló.
Los vi radiantes, felices, porque su convicción inquebrantable logró la victoria : se impuso la fuerza de la unidad de los más humildes contra el poder imperante y los intereses de las grandes corporaciones extranjeras.
Tremendo ejemplo de un pueblo orgulloso de su patrimonio cultural, que no está dispuesto a venderlo al mejor postor, pero sí a compartirlo con un mundo que está en la búsqueda de la verdad, de los grandes interrogantes que afectan su existencia. Respuestas que quizá estén ocultas en las entrañas de civilizaciones pasadas que vivían en contacto con la naturaleza sin estar contaminadas de tanto avance tecnológico. Muchas veces en la simpleza se halla la respuesta a los enigmas, al menos es mi humilde opinión.
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