ILSE KOCH, LA BRUJA DE BUCHENWALD
"No hay otra salida para mí, la muerte es la única liberación", fueron sus últimas palabras al momento de su solitaria muerte en 1967.
Ilse Koch, "la bruja de Buchenwald", fue un singular y oscuro personaje del régimen nazi.
Perteneció a las "Guardianas Nazis", una camada de mujeres que fueron recocreó tambiénnocidas por la violencia con que sometían a los prisioneros judíos en los campos de concentración.
Dada su atractiva figura y personalidad, comenzó a tener romances con oficiales nazis ligados a la SS, hasta que finalmente logró casarse con un teniente destacado de esa terrible facción.
Mientras su marido crecía en el aparataje nazi, ella acrecentaba su leyenda en base a torturas, abusos y muertes.
En el campo de concentración de Buchenwald, sirviéndose de la autoridad de su marido como director, abusó de su poder utilizando a los prisioneros para apaciguar su incontenible apetito sexual en orgías con su marido y otros matrimonios de oficiales.
"Era una mujer muy hermosa de largos y rojos cabellos, pero con la suficiente sangre fría como para disparar a cualquier preso en cualquier momento. Tenía en mente fabricar una pequeña lámpara de piel humana y un día se nos ordenó a todos desnudarnos hasta la cintura. Los que tenían tatuajes interesantes fueron llevados ante ella, para escoger los que le gustaban. Esos presos murieron y con sus pieles se hicieron lámparas para ella. También utilizaron pulgares momificados como interruptores", relató un testigo.
Con la piel de los prisioneros fabricó también, bolsos, carteras, billeteras, tapas para libros y cuadernos, que regalaba a las esposas de los oficiales e incluso los hacía llegar a Berlín con el fin de agasajar a las autoridades de mayor rango.
Al fin de la guerra fue enjuiciada y estuvo en prisión hasta 1967, cuando se suicidó.
Ilse Koch, "la bruja de Buchenwald", fue un singular y oscuro personaje del régimen nazi.
Perteneció a las "Guardianas Nazis", una camada de mujeres que fueron recocreó tambiénnocidas por la violencia con que sometían a los prisioneros judíos en los campos de concentración.
Dada su atractiva figura y personalidad, comenzó a tener romances con oficiales nazis ligados a la SS, hasta que finalmente logró casarse con un teniente destacado de esa terrible facción.
Mientras su marido crecía en el aparataje nazi, ella acrecentaba su leyenda en base a torturas, abusos y muertes.
En el campo de concentración de Buchenwald, sirviéndose de la autoridad de su marido como director, abusó de su poder utilizando a los prisioneros para apaciguar su incontenible apetito sexual en orgías con su marido y otros matrimonios de oficiales.
"Era una mujer muy hermosa de largos y rojos cabellos, pero con la suficiente sangre fría como para disparar a cualquier preso en cualquier momento. Tenía en mente fabricar una pequeña lámpara de piel humana y un día se nos ordenó a todos desnudarnos hasta la cintura. Los que tenían tatuajes interesantes fueron llevados ante ella, para escoger los que le gustaban. Esos presos murieron y con sus pieles se hicieron lámparas para ella. También utilizaron pulgares momificados como interruptores", relató un testigo.
Con la piel de los prisioneros fabricó también, bolsos, carteras, billeteras, tapas para libros y cuadernos, que regalaba a las esposas de los oficiales e incluso los hacía llegar a Berlín con el fin de agasajar a las autoridades de mayor rango.
Al fin de la guerra fue enjuiciada y estuvo en prisión hasta 1967, cuando se suicidó.
Es un personaje espeluznante.
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